Dos años han pasado desde que Junichi Sato y Toru Suzuki, ambos activistas de Greenpeace Japón, fueron arrestados por 26 días con el argumento de haber cometido el delito de robo y allanamiento, durante estos dos años no solo han pasado por largos interrogatorios y visitas a los tribunales, también fueron rechazados por familiares, amigos y población en general, se les cuestionó, se les discriminó y les negaron servicio en varios establecimientos por la cuestión del Honor y Respeto que los japoneses llevan en sus tradiciones y costumbres. ¿Pero como fue que se llego a todo esto?...
Trás una investigación hecha por Greenpeace Japón, se documentó el tráfico ilegal de carne de ballena entre la tripulación del barco Nisshin Maru y la empresa ballenera Kyodo Senpaku, la carne era transportada en un camión especial después de ser descargada por los tripulantes del barco, los dos activistas interceptaron una de las cajas etiquetadas como "cartón" que iba dirigida a uno de los miembros de la tripulación, y al abrirla encontraron "bacon de ballena" valorada en un aproximado de 2'000 euros.
Greenpeace Japón denunció el ilícito en rueda de prensa y entregó la caja con carne de ballena al Fiscal del Distrito de Tokyo, tras ser destapado el escándalo las versiones de los trabajadores de la empresa y los involucrados fueron modificadas en repetidas ocasiones, se inició una investigación pero fue abandonada y la oficina de Greenpeace Japón y las casas de cuatro miembros de la organización fueron registradas por 40 policías, Junichi y Toru fueron puestos bajo arresto preventivo 26 días, luego de extensos interrogatorios durante esos días se les puso en libertad bajo fuertes restricciones y enfrentaban una pena de hasta diez años de prisión.
El día del veredicto llegó este lunes 06 de septiembre a las 14:00 horas en Japón, declarados culpables por los cargos de robo y allanamiento, el Tribunal condenó a libertad condicional durante tres años a los activistas, si se llega a violar cualquiera de los terminos de esta libertad condicional, serán encarcelados durante un año.
Para Greenpeace, la sentencia fue desproporcionada en injusta, ya que el delito de malversación de fondos estaba muy claro, al ser documentado el acto de tráfico de carne de ballena que tiene el Nisshin Maru con su argumento de caza científica, programa que sustenta el gobierno japonés con fondos públicos.
Cuando una persona es capaz de sacrificar su propia libertad por defender hasta las últimas consecuencias sus ideales, la justicia y la verdad, se le puede considerar una persona libre, llena de respeto y honor.
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