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Monday, May 31, 2010

Gobierno frenó el cambio de focos

Denuncian presiones de instancias federales para frenar iniciativa de legisladores para ahorrar energía

Presiones del gobierno federal y de cabilderos de la iniciativa privada frenaron, a punto de ser votada, una iniciativa de ley que buscaba el cambio de luces o focos incandescentes por ahorradores de energía.

El Programa de Ahorro de Energía Eléctrica tiene como meta para 2012 sustituir los 205 millones de lámparas incandescentes —focos comunes— que se calcula que se utilizan en el país en el sector residencial, comercial y de servicios, pero esta meta enfrenta en la Cámara de Diputados el boicot del gobierno federal mismo y de cabilderos de la iniciativa privada.

La sustitución de bombillas comunes por las lámparas ahorradoras de energía está comprometida para este sexenio y se estima que habrán de cambiarse más de 160 millones de piezas, con un impacto fundamental en las metas del Programa Especial de Cambio Climático.

Contra esa meta de 2012 operaron las secretarías de Hacienda y Crédito Público, Energía, Medio Ambiente y Recursos Naturales y Economía, al detener el dictamen que impulsaba el cambio de luces incandescentes por ahorradoras de energía, en abril pasado, afirmó el secretario de la Comisión de Energía, el diputado federal Gerardo Flores.

La industria, representada por la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas y la empresa General Electric, propuso a los diputados que la sustitución de focos empezara en 2014.

Argumentos absurdos: PVEM

“Pero la causa principal de que se detuviera el dictamen fue la postura del gobierno federal, a través de las secretarías de Hacienda y Crédito Público, Energía, Medio Ambiente y Recursos Naturales y de Economía, con observaciones absurdas en contra”, sostuvo el legislador Flores, del PVEM.

Dijo que la SHCP argumentó que le preocupaba que el gobierno federal debería de erogar 14 mil 500 millones de pesos, pero ese cálculo está fuera de toda proporción, además de que ya estaban vigentes las disposiciones para descontinuar el uso de las lámparas incandescentes en edificios e instalaciones de la administración pública federal.

Consultadas al respecto, fuentes de la SHCP informaron que ese tema fue llevado por la Secretaría de Energía.

Se buscó una postura de la Secretaría de Energía, pero al cierre de esta edición no respondió.

Otro de los argumentos que detuvieron el dictamen, dijo Flores, fue el que esgrimió la Secretaría de Economía, que interpuso una observación en el sentido de que al imponer prohibiciones al comercio exterior de lámparas incandescentes México violaría compromisos internacionales y ello nos llevaría a un panel de controversias internacionales.

“Lo cierto es que la Organización Mundial de Comercio (OMC) prevé excepciones cuando se protege la salud humana”, anotó el diputado.

“El responsable de mayor peso para que no prosperara el tema fue el propio gobierno federal. Esto preocupa mucho al PVEM, porque nos habla de inconsistencias entre el discurso del Presidente a favor del medio ambiente y el cabildeo de sus dependencias”, aseguró el legislador, quien calificó de “absurdas” las observaciones que realizó el gobierno federal sobre el tema.

La sustitución de “lámparas incandescentes” por luces ahorradoras de energía significaría bajar 30% la factura eléctrica del país, reducir subsidios y, sobre todo, evitar 30.2 millones de toneladas de dióxido de carbono. México estaría en la lista de países que más disminuyen gases de efecto invernadero.

Sin embargo, a punto de ser votado, el tema se derrumbó en la vorágine que caracteriza las últimas fechas de un periodo de sesiones de San Lázaro.

El presidente de la Comisión de Energía, Felipe de Jesús Cantú, planteó que “hubo observaciones del gobierno federal, de diputados y de particulares; se revisaron y se vieron las cuestiones que eran corregibles y se quitaron los defectos, por lo que ahora tenemos un dictamen mucho más pulido”.

Otros legisladores dijeron que el cabildeo de empresas y del gobierno fue rudo y sin aseo, tras lo cual se preguntaron: ¿cómo hicieron para conseguir la reunión, el 26 de abril, a las 19 horas, de una jornada de múltiples actividades simultáneas en San Lázaro? ¿Quién manda en realidad en el proceso legislativo?

Gerardo Flores relató: “La Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas y de General Electric estaban en contra de que desde el 31 de diciembre de 2011 el gobierno dejara de adquirir lámparas incandescentes, así como de la prohibición a la venta, distribución, comercialización e importación se aplicara a partir del 31 de diciembre de 2013. Rechazaron a ‘rajatabla’ prohibir la producción de focos”.

El diputado Flores destacó que uno de los representantes de General Electric decía: “Cuando nuestros jefes se enteren de que se aprobó esto, nos van a instruir que echemos para atrás las inversiones”. Pero jugaron al doble discurso con otro de sus enviados: “No estamos en contra de esta medida, pero queremos que se haga con más cuidado”.

Guillermo Ruiz de Teresa, del PRI, apuntó que había información que no estaba clara en el dictamen y después se sumaron presiones de cabilderos privados, del gobierno y de la agrupación ambientalista Greenpeace.

Afirmó: “Si el sector privado no quiere invertir para el cambio en su empresa, de ninguna manera se mantendrán los focos para siempre, así que no importa lo que digan, es un asunto que tiene que salir en septiembre”.

La representación de Greenpeace expuso que el dictamen fue sometido a un cabildeo muy agresivo; no quedó claro qué actor intervino para detenerlo cuando estaba firme para ir al pleno de la Cámara baja.

Tan no se supo nada que en una reunión en mayo, la diputada Laura Itzel Castillo, del PT, preguntó: “¿Qué pasó?”.

Greenpeace encontró que en un predictamen posterior “está reflejado el proyecto de la industria, pues quedó como ellos quisieron” y se vio el poder del sector, pero sobre todo, la influencia de General Electric.

Cabildeos sin reglas claras

En la Cámara de Diputados, la falta de reglas que regulen la actividad de gestores de intereses de grupos, empresas y gobiernos —los llamados enlaces o cabilderos— ha generado un ambiente de presión externa constante sobre el trabajo en comisiones. Los propios diputados describen que las presiones de empresas y dependencias públicas son directas, enérgicas, y rayan en el amago y el chantaje.

La acción de los cabilderos no ha conocido reglas. En 1997, con la pluralidad legislativa, una vez perdida la mayoría absoluta que ejercieron el Ejecutivo federal y el PRI, inició la práctica de gestión de intereses y, uno a uno, los intentos de regulación recibieron pronta sepultura.

El caso de las lámparas incandescentes se sumó a otro más notorio, con acusaciones del PRI al secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, de haber conseguido con un telefonema que el presidente de la Comisión de Salud, Miguel Antonio Osuna Millán, retirara de la fila de votaciones las reformas sobre la comida “chatarra” y la actividad física en escuelas.

El desorden en que se mueven los cabilderos los convierten en actores que influyen en los contenidos de dictámenes.

El PRI, por conducto del diputado Jesús María Rodríguez, en la iniciativa de primer Reglamento Interno de la Cámara de Diputados, propone transparencia en la actividad de los cabilderos: “Que den a conocer con quién —legislador o asesor— se reúnen, qué propuestas, argumentos e informes defienden y de dónde vienen”.

El PAN, en un proyecto de Josefina Vázquez Mota, destaca que “nos hemos encontrado con un cabildeo que al no tener una mínima regulación, no solamente provoca un enorme desorden, sino se presta a intereses de todo tipo y a presiones contra los legisladores, los grupos parlamentarios o a los grupos de legisladores”.

El PRD, en una iniciativa de Guadalupe Acosta, Jesús Zambrano y Mary Telma Guajardo, advierte que debe prohibirse que los diputados “obtengan (de parte de cabilderos) beneficio económico o en especie”, incluso su cónyuge, parientes o terceros que trabajen para ellos.

En ese caso, habría o se configuraría el delito de tráfico de influencias y ello tendría que ser sancionado en la comisión.

Guajardo dijo: “El problema es el manoseo que hacen los cabilderos del PVEM, de manera que en ocasiones ya no se sabe quién o quiénes legislan”.

En un proyecto de 2005, la entonces senadora Sara Castellanos, del PVEM, advertía que un cabildeo sin regulación causaba irregularidades con impacto negativo en el trabajo de los legisladores y en su imagen. Sobre todo, llamaba a “prohibir de manera expresa y tajante la entrega a legisladores de obsequios, pagos o servicios”.

El diputado Jaime Cárdenas Gracia, del PT, señaló: “Preocupa la actuación de los cabilderos sin control, que se han constituido en un legislador fantasma que actúa más allá de los intereses de partidos políticos”.


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Sunday, May 30, 2010

Manipulación en el Golfo. Guerra de Cuarta Generación en Materia Ambiental

El negocio petrolero es un negocio sucio por definición; es imposible explotar un yacimiento petrolero en forma totalmente segura y limpia. En medio del peor desastre ambiental de la historia nadie, o casi nadie, sale a cuestionar el modelo energético basado en el consumo de combustibles fósiles. No se cuestiona el capitalismo globalizado y salvaje que en nombre de sus ganancias destruye la vida de todo un litoral marítimo, dándole la puntilla a decenas de especies en grave peligro de extinción (tortugas, manatíes, y algunas especies de tiburón) y arruinando de paso a millares de familias de pescadores.

Aunque el género homo sólo tiene
Dos millones de años de existencia, ya
Dispone de la capacidad para destruirse a sí mismo…
Ni tan siquiera lograremos probablemente emular a
Las cucarachas, que vienen evolucionando desde hace
Aproximadamente 250 millones de años

(Richard Morris)

No es posible resolver un problema
Utilizando el mismo lenguaje que dio
Origen al problema

(Albert Einstein)

Decía Borges que las casualidades no existen, que más bien los sucesos y eventos imprevistos de lo que conocemos como realidad obedecen a “causalidades”, producidas estas por hechos y circunstancias en las que nada tiene que ver el azar sino leyes muy precisas que los seres humanos desconocemos y por ello las atribuimos a lo incontrolable.

Que en plena crisis climática, precisamente un 22 de abril, día que los seres humanos hemos escogido para celebrarlo como día de la tierra, aleatoria y casualmente se hunda en las aguas del Golfo de México la plataforma petrolera Deepwater Horizon de la corporación British Petroleum o BP, generando lo que probablemente sea el peor desastre medioambiental de la historia, pareciera un aviso, una señal confirmatoria de que los humanos hemos violentado límites que ni siquiera conocemos o podemos intentar entender. Pero sobre este punto ya se ha escrito mucho y se escribirá aun más todavía, a lo que hoy quiero referirme en verdad es a la manipulación de la información que como arma de guerra utilizan los amos del poder en el mundo para controlar y explotar al resto de la humanidad.

Desde los primeros días del desastre tanto la corporación BP como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) de los EEUU intentaron ocultar y/o minimizar hasta lo imposible la magnitud del desastre, elaborando comunicados de prensa en los que mintieron descaradamente acerca de la cuantía de petróleo que el pozo Mississippi Canyon arrojaba diariamente a las aguas del Golfo de México; en efecto, las primeras semanas se “informó” que como consecuencia del accidente se derramaban al mar una cantidad no superior a los mil barriles de crudo. Sin embargo, en sus posteriores declaraciones, acorralado por las evidencias, Scott Smullen, vocero de la NOAA, reconoció que el flujo de crudo derramado excedía los 5 mil barriles diarios, mientras datos extraoficiales emanados de fuentes independientes elevaban la cantidad a cerca de 15 mil barriles por día.

A pesar de las proporciones del siniestro y de la catástrofe ambiental que para los ecosistemas del Golfo de México y del Atlántico norte, hacia donde la corriente del golfo empuja la colosal mancha de petróleo, hemos observado muy pocas fotografías del derrame. Las que circulan en la red fueron casi todas tomadas en los primeros días del accidente, antes de que agentes del gobierno usamericano tomaran el control de la zona.

Tanto los agentes del gobierno federal de los EEUU como los gerentes corporativos de relaciones públicas de las grandes transnacionales han aprendido que ocultar y manipular información e imágenes es la mejor forma de controlar y/o inducir las reacciones del público.

Es muy conocido el hecho de que las crudas y estremecedoras imágenes de la guerra del Vietnam, transmitidas sin censura, casi en vivo y en directo desde el frente de batalla, sensibilizaron de tal forma a buena parte de la sociedad estadounidense, que contribuyeron en no poca medida al repudio interno que esa guerra criminal y colonialista generó en dicha sociedad. Después de eso, las imágenes e informaciones de las múltiples guerras de agresión que los EEUU han llevado a cabo a lo largo y ancho del mundo han tenido como característica la cuidadosa y severa censura a la que han sido sometidas. Incluso desde la Guerra del Golfo se han eliminado los corresponsales de guerra independientes y solo se aceptan los periodistas “empotrados”, que actúan e “informan” bajo la estricta dirección y supervisión del propio ejercito usamericano.

La similitud y paralelismo de las acciones entre el ejército imperial de los EEUU y las corporaciones energéticas, industriales, fruteras, financieras y demás para las cuales trabaja es por lo demás esclarecedor. Esta forma de actuar y de controlar la información por parte de dicho ejército (una de las bases de su nueva doctrina de guerra de cuarta generación), ha sido copiada al carbón por las grandes corporaciones petroleras.

En el año de 1989, el petrolero Exxon Valdez de la corporación petrolera Exxon, encalló en el golfo de Prince Willian Sound, en el norteño estado usamericano de Alaska. En los días siguientes al accidente, el buque derramó más de 41 millones de litros de crudo a ese estuario. Este siniestro fue ampliamente documentado por la prensa estadounidense y mundial y las imágenes de nutrias y lobos marinos, morsas, ballenas, peces y aves embadurnados de una costra negra y aceitosa produjeron una ola de rechazo, indignación y solicitud de castigo para la empresa culpable de ese crimen de lesa naturaleza y airadas solicitudes de la sociedad estadounidense para que la explotación petrolera en ese norteño estado fuera paralizada. Mucho dinero en lobby, en sobornos y en “desinteresadas” donaciones a campañas políticas (como las efectuadas por BP a la campaña electoral de Obama), aparte de lo gastado en operaciones de limpieza, hubo de gastar la Exxon para retomar sus negocios en esa zona.

A partir de este desastre las corporaciones energéticas empezaron a aplicar las estrategias desinformativas que venía desarrollando el ejército de los EEUU. En el caso de la plataforma Deepwater Horizon, las imágenes oficiales que casi unánimemente han emitido las grandes cadenas de televisión y las agencias noticiosas transnacionales corresponden al incendio que se generó en ella, o fotografías de manchas de aceite en medio del océano, hechos por lo demás lamentables pero muy alejados de nuestras vidas, sin puntos de referencia emocionales en nuestra memoria, como lo podrían ser playas alquitranadas o animales, peces y aves muriendo lentamente cubiertos de aceite.

El gobierno federal de los EEUU ha prohibido, por razones de “seguridad”, que embarcaciones privadas naveguen y tomen fotografías en las zonas del desastre, exactamente el mismo argumento y justificación que su ejército ha esgrimido para impedir que periodistas independientes cubran sus actuaciones en Irak y Afganistán. Ha sido imposible ocultar un desastre de estas dimensiones, (al parecer BP tuvo otro siniestro el año pasado en la misma zona pero fue controlado rápidamente y se logró que no trascendiera), pero los expertos mediáticos de estos megamonstruos petroleros saben que mientras el hecho se mantenga en abstracto las reacciones del público podrán ser manipuladas, eventualmente desviadas hacia temas secundarios y finalmente controladas.

En los últimos días se ha insistido machaconamente en la solución tecnológica de la situación, se hacen reportajes sobre el eficiente trabajo que realizan los robots submarinos (paralelismo con los aviones no tripulados de la fuerza aérea), sobre las técnicas que se utilizarán, de cuánto costará limpiar las costas, de los estados financieros de BP, etc., pero se obvia el punto central: El negocio petrolero es un negocio sucio por definición; es imposible explotar un yacimiento petrolero en forma totalmente segura y limpia. En medio del peor desastre ambiental de la historia nadie, o casi nadie, sale a cuestionar el modelo energético basado en el consumo de combustibles fósiles. No se cuestiona el capitalismo globalizado y salvaje que en nombre de sus ganancias destruye la vida de todo un litoral marítimo, dándole la puntilla a decenas de especies en grave peligro de extinción (tortugas, manatíes, y algunas especies de tiburón) y arruinando de paso a millares de familias de pescadores.

Tarde o temprano BP logrará sellar el pozo, o por lo menos dirá que lo ha hecho, y los responsables del medio ambiente en los EEU apoyarán totalmente su versión, y recomenzarán las perforaciones mar adentro, por lo menos hasta el próximo desastre.

Negro es el futuro dentro del capitalismo. Negro en verdad se ve el futuro de los mares y océanos, de un negro tan obscuro como la conciencia de los jerarcas de estas megacorporaciones y sus perros falderos del mundo político.

Joel Sangronis Padrón, Profesor UNERMB – Venezuela


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¿Te gustaría ayudar a construír un planeta verde y pacífico?





¡El próximo Jueves 10 de junio a las 17 hrs. tenemos reunión para voluntarios nuevos!

Requisitos: ser mayor de 18 años, tener actitud de servicio y saber que otro futuro es posible.

Todas las reuniones tienen una duración de una hora y es necesario confirmar asistencia al 5687-9595 ext 231 o al correo voluntarios.mexico@greenpeace.org

Thursday, May 27, 2010

EXPO-ECOLOGICA


Se llevara a cabo el 5 de Junio en la Delegación Coyoacan de 10:00 a 20:00hrs. Alameda del Sur Av. Miramontes esquina Calz. Las Bombas, Lleven sus equipos electrónicos obsoletos, inservibles, que ya no quieren tener en casa.

Wednesday, May 26, 2010

El pico del agua



Lester Brown, uno de los ambientalistas más importantes del mundo, fundador del Worldwatch Institute y del Earth Policy Institute, plantea algunos conceptos muy interesantes. La extracción del petróleo no debe realizarse en las plataformas submarinas sin una seguridad absoluta, comprendidas en ella todas las salvaguardias hoy existentes.

El Golfo de México podría ser sólo el comienzo de una marea negra. El pico del petróleo –aquel momento en que el petróleo comenzará a escasear– vendrá acompañado del “pico del agua”. Los dos fenómenos modificarán la economía y nuestra idea de civilización. Esto no ha sucedido en los últimos decenios, pero sucederá. Lester Brown, que participó en la creación del documental “Terra reloaded”, producido por Greenpeace, escribió en su último libro “Piano B 4.0 – Mobilitarsi per salvare la civiltà" (Edizioni Ambiente) (Plan B 4.0, Movilizarse para salvar la civilización) algunas instrucciones para el futuro. Un plan para la supervivencia, pero también para un futuro mejor para las generaciones venideras.

Entrevista

El Chernobyl de la industria petrolera

Hace pocas semanas una plataforma petrolera de la BP (British Petroleum) sufrió una explosión y el petróleo está derramándose en el Golfo de México. Al mismo tiempo, en Europa, los Estados están fracasando. ¿Qué está sucediendo en el mundo?

No sabemos qué es lo que ha ido mal. Pero sabemos que BP estaba perforando en una zona donde el agua tenía una profundidad mayor de 1.000 metros y que el yacimiento se encontraba bajo 500 metros adicionales de piedra. El petróleo se encontraba, por lo tanto, bajo una enorme presión. Hay dos hipótesis. Algo se hizo mal o la presión en este yacimiento era demasiado elevada y la tecnología actual no está en condiciones de controlarla. Si es válida la segunda hipótesis es imperativo levantar una bandera roja en las perforaciones en alta mar y a profundidades notables, porque no se sabe con qué condiciones se encontrarán. Es posible que a pesar de que la tecnología de perforación en alta mar haya sido eficaz en el pasado, podría no ser adecuada para enfrentar los nuevos problemas que están surgiendo en condiciones extremas. Alguien ha dicho que este acontecimiento podría ser el Chernobyl de la industria petrolera, al menos para las perforaciones en alta mar.

Porque si este derrame de petróleo siguiera durante meses, el daño medioambiental y económico que originará será enorme. Lo interesante para la contabilidad nacional es que este acontecimiento hará aumentar el PIB en las regiones del Golfo de México, ya que todos buscarán controlar el problema. Pero luego seguramente disminuirá al perjudicar las economías locales, las playas, la fauna marina, la pesca y las industrias locales.

Probablemente hemos llegado al límite tecnológico para extraer cómodamente el petróleo de los yacimientos residuales. Estos derrames están influyendo en la opinión pública. Visto que sabemos que tenemos que abandonar el petróleo, ¿por qué corremos estos riesgos sólo para extraer el poco que queda? Creo que esto cambiará el modo en que pensamos en el futuro del petróleo y de todos los combustibles fósiles.

Es interesante observar que los valores que rigen el sobreconsumo de los recursos naturales son los mismos valores que dirigen el sobreconsumo de los recursos financieros, el excesivo consumo que supera la capacidad de los sistemas crediticios. Lo hemos visto en los Estados Unidos con la enorme deuda del sistema crediticio. Ahora se ha reducido un poco, pero los estadounidenses siguen sin preocuparse por el futuro. Esto lleva a problemas económicos y a problemas medioambientales, por el sobreconsumo de los recursos naturales y la interrelación entre los dos.

El mayor problema que el mundo enfrenta hoy es el crecimiento de la economía en los últimos cincuenta años –ha crecido cerca de cuatro veces– y el consiguiente aumento del consumo de los recursos naturales, mucho más allá del nivel sostenible. La agricultura está disminuyendo, la pesca está decayendo, los acuíferos están disminuyendo, los suelos se están erosionando y las sabanas se están desertificando. Estamos destruyendo lentamente, y quizá no tan lentamente, los sistemas naturales de sustentabilidad. Ninguna civilización puede sobrevivir más allá de la destrucción de sus propios sistemas naturales de sustentabilidad.

Me he preguntado de qué modo este sobreconsumo nos perjudicará. Mi pronóstico es que se traducirá en una crisis de disponibilidad alimentaria, en un aumento de precios, en un aumento de la inestabilidad política y en un número creciente de Estados que fracasarán. El número total de los Estados en vías de fracaso -Estados cuyos gobiernos no son capaces de garantizar la seguridad personal o alimentaria- está aumentando. Esto provoca una pregunta incómoda: ¿Cuántos Estados encaminados al fracaso se necesitan para hacer fracasar la civilización? Todavía no conocemos la respuesta a esta pregunta. Nunca hemos visto nada parecido.

La ignorancia de los economistas

La cuestión es: ¿Qué podemos hacer y cuánto nos costará? ¡Porque si no lo hacemos estamos acabados! La civilización no sobrevivirá si continúa con la habitual manera de administrar el mundo. Tenemos que hacer grandes cambios: disminuir las emisiones de CO2, estabilizar el crecimiento de la población, erradicar la pobreza -que está estrechamente relacionada con la estabilización del crecimiento demográfico- y restablecer la agricultura, la pesca, las reservas de agua, que son nuestro sistema natural de sustentabilidad. El problema es que se trata de un complejo sistema de cuestiones y los jefes de Estado habitualmente están aconsejados por economistas. Hay un montón de cosas que los economistas hacen bien, pero hay cosas que no saben hacer nada bien. Los economistas no se plantean el nivel de rendimiento sustentable de los sistemas naturales.

La economía simplemente no puede entender esto. No hay nada en la teoría económica que explique por qué la industria pesquera del bacalao en Canadá se fue a pique, o por qué se están derritiendo los glaciares en las altas planicies del Tíbet y China. La economía no explica por qué el casquete polar de Groenlandia se está derritiendo y el nivel del mar está subiendo. Los economistas están como excluidos del mundo real. Están alejados de la realidad, insertados en el cuerpo de la teoría económica. Intentan encontrar la mejor forma de hacer pequeños ajustes para adaptar el sistema y explicar lo que ocurre, pero la teoría económica fracasa cuando intenta explicar las relaciones fundamentales entre la economía global y los sistemas naturales de sustentabilidad. He observado que los economistas que aconsejan a Obama, al Secretario General de la ONU, al Banco Mundial o al presidente de la UE no entienden qué está ocurriendo en el mundo y no entienden la urgencia de reestructurar la economía energética mundial, por ejemplo.

La economía no explica el cambio climático. Por ejemplo, el derretimiento de los hielos en el extremo norte del Atlántico podría provocar la inundación de los cultivos de arroz en el delta de los ríos asiáticos, reduciendo drásticamente las cosechas. A menos que se estudien estas cosas, no es obvio intuir que el derretimiento de los hielos en Groenlandia está amenazando las cosechas de arroz en Asia, donde vive la mitad de la población mundial. Este tipo de complejidades son las que debemos administrar. Los economistas no tienen los instrumentos apropiados para definir las políticas adecuadas.

La mitad de la población mundial vive en países donde el nivel de los acuíferos se está reduciendo. Entre ellos los tres grandes productores de trigo: China, India y Estados Unidos. Hay también muchos países más pequeños: Arabia Saudí, Yemen, Siria, Pakistán, México y otros. Extrayendo agua de las reservas acuíferas más allá del nivel de reposición natural, estamos fomentando una burbuja en la producción de alimentos. Estamos aumentando artificialmente la producción de alimentos y agotando las existencias de agua.

El pico del agua

Cuando hayamos agotado las existencias de agua, el nivel de extracción deberá reducirse necesariamente al nivel de reposición natural. No se trata de hipótesis o temas de debate. Es la realidad. Por lo tanto tenemos burbujas alimentarias de dimensión significativa que antes o después estallarán, y no creo que el mundo esté preparado para esto. A mí me parece que las zonas irrigadas en Estados Unidos han alcanzado un pico y ahora están disminuyendo. Esto se aplica sin duda también a la India. Y podría valer también para China, aunque no estamos seguros, y para una cantidad de pequeños Estados: Arabia Saudí, Siria, México. Esto significa que probablemente hemos alcanzado el pico de extracción del agua al mismo tiempo que alcanzamos el pico de extracción de petróleo. Mucha gente habla del pico del petróleo pero pocos hablan del pico del agua.

Pero creo que ya nos encontramos en él ahora y pienso que tengo argumentos convincentes. El mundo, tras el pico del agua, será un mundo distinto de aquél que conocíamos antes del pico. En el transcurso de nuestras vidas el uso del agua para las zonas irrigadas, que significa el 70% del agua utilizada, disminuirá. Será un mundo muy diferente que aún no hemos imaginado. Lo mismo vale para el petróleo, naturalmente. En el transcurso de nuestras vidas el nivel de extracción ha aumentado y ahora disminuye. Será un mundo muy diferente.


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Tuesday, May 25, 2010

Las imagenes perdidas de los puntos verdes

Como saben los puntos verdes se realizan periódicamente en la glorieta de la Diana cazadora en Reforma, gracias a nuestro equipo de puntos verdes se ha dinamizado y hecho mas versátil la presentación y las temáticas que se abordan, muchas personas que asisten a estos puntos verdes se toman fotos muy divertidas con el equipo, aquí una entrega mas de esas fotografías gracias a la petición de nuestros lectores y nuestro mas grande reconocimiento a los voluntarios del grupo local de la ciudad de México por hacer esas fotos posibles y por seguir dando difusión a la campaña "CERO DEFORESTACIÓN 2020"





Sunday, May 23, 2010

La tóxica labor de reciclar un viejo móvil





En Occidente, los ordenadores cada vez envejecen antes. Renovamos móviles, televisores o frigoríficos antes de que acaben su vida útil. Miles de estos aparatos llegan cada mañana, hacinados en viejas carretas, a una zona conocida como Sodoma y Gomorra en Accra, la capital de Ghana. Allí, miles de trabajadores descuartizan a golpe de martillo desde motores de grandes máquinas a ordenadores o impresoras, en busca de pequeñas piezas de metal que puedan vender. Sobre los techos de las barracas contiguas al basurero planea un humo negro, una nube densa y caliente que el viento arrastra al interior del barrio. La dirección del humo apunta a los lugares donde se queman las venas y las tripas de ordenadores, televisores y otros aparatos electrónicos en busca de metales como cobre y aluminio. Entre el humo se distinguen las siluetas de los trabajadores, menores de edad en su gran mayoría, que dirigen la combustión. Los niños usan imanes para recoger las pequeñas partículas de metal sobre un suelo negro lleno de cenizas. Conseguir los restos de metal sueltos tras la quema es la labor más baja en el proceso de reciclaje.

Un trabajo que se hace sin medida de protección alguna, lo cual lleva a estos pequeños trabajadores a absorber diariamente más de 60 sustancias tóxicas para sus pulmones. Rashid no sabe nada de ordenadores y en su vida había visto uno antes de llegar al basurero. Pero lo que sí conoce bien es la quema de estos aparatos y ya se ha acostumbrado a inhalar el humo. “Para hacer el fuego utilizamos plásticos y esponjas sintéticas, y luego echamos los cables y las placas”. Rashid y los demás menores no conocen las repercusiones en su salud a largo plazo y trabajan a pelo. Nadie se ha acercado al basurero a explicarles los peligros de la labor que hacen. Él es uno de tantos jóvenes llegados a Accra, con el único sueño de conseguir una vida mejor, desde el norte de Ghana, una región sumida en conflictos tribales. Un día se subió a un autobús y viajó a la capital en busca del basurero. “Veníamos porque sabíamos que había trabajo. Al principio fue muy duro vivir aquí sin nada que hacer, hasta que encontré trabajo quemando carcasas de ordenadores”.

Su trabajo consiste en llevar los componentes de los ordenadores a las hogueras para obtener metales libres de su envoltura plástica y devolverlos al proveedor. Por este trabajo gana tres cedis al día, alrededor de 1,5 euros. Todavía se encuentra en el escalafón más bajo de un trabajo muy jerarquizado en el que la experiencia familiar puede asegurar un puesto en algunos de los peldaños superiores de la cadena. El objetivo de trabajadores como Rashid es subir otro escalón y pasar a desmontar ordenadores a martillazos separando las piezas. Con ello conseguiría librarse del humo y del calor de los fuegos. Con suerte podría llegar a trabajar en las básculas, uno de los puestos más altos. Allí es donde se pesan los metales y hay más posibilidades de negocio.

A miles de kilómetros de distancia, en la inmensa ciudad de Karachi (Pakistán), el río Lyari delimita uno de los barrios más peligrosos de la ciudad. Bajo el control de las mafias locales, el barrio alberga algunos de los basureros donde se procesa la basura electrónica llegada de Europa, Dubai o Singapur. Los cientos de pequeños talleres que se encuentran allí crean una industria de pequeñas fábricas donde se reciclan las piezas de un sinfín de aparatos electrónicos. Éstas son metódicamente separadas por diferentes trabajadores de la basura. Se calcula que el 70% de la basura electrónica del mundo desarrollado va a parar a los basureros electrónicos de Asia.

La atmósfera de trabajo en los basureros de Ghana o Pakistán es muy parecida. La pobreza en la que está sumida una gran mayoría de la población en estos países obliga a muchas familias, incluidos los hijos en edades muy tempranas, a vivir cerca de los basureros para recoger metales y venderlos después. Mohamed Khan sólo tiene ocho años y junto a su hermano mayor Hafi Ula, de 14, quema y recoge la chatarra de ordenadores, TV, ventiladores, e incluso instrumentos musicales electrónicos que ya no sonarán más. Son refugiados afganos sin futuro en Pakistán, que encuentran en los basureros su única forma de supervivencia. “Sabemos que el humo es peligroso pero necesitamos trabajar en algo”, dicen. No pierden la esperanza de un futuro mejor: “Me gustaría llegar a ser mecánico”, sueña el pequeño Mohamed.

En Karachi también se trabaja desde primera hora de la mañana en el reciclaje de los aparatos electrónicos. Aquí, unas 20.000 personas trabajan en la industria que genera la basura electrónica. De ellas, casi la mitad son menores de 18 años. Mientras el grado de analfabetismo en Pakistán llega a alcanzar al 60% de los jóvenes, muchos ordenadores llegan al puerto de Karachi camuflados como ayuda al desarrollo del país. Sin embargo, esos ordenadores son comprados casi “al peso” por clientes locales que después venden la mercancía como mayoristas a pequeños talleres. Algunos trabajadores pasan hasta 16 horas diarias despiezando computadoras o grandes aparatos electrónicos. El sueldo medio ronda los tres dólares diarios. Además de los irreparables daños en las personas, los materiales que se acumulan en el suelo y en el río Lyari acaban por contaminar también el mar de Arabia. Los ricos acuíferos de la desembocadura han quedado completamente destruidos.

Mientras tanto, en el inmenso puerto de Karachi miles de contenedores desembarcan cargados de basura electrónica. Algunos estudios de Greenpeace aseguran que entre los materiales tóxicos contenidos en el e-waste, el término anglosajón que define la basura electrónica, se encuentran el plomo, el cadmio y el antimonio. A la insalubridad de estos trabajos se suman otras precariedades. Al caer la noche, Mohamed regresa a su casa, un cubículo de tres metros cuadrados que comparte con seis personas más, cerca del basurero. “Aquí la vida además de dura es peligrosa: la policía viene a veces y nos roba o amenaza con prohibirnos trabajar si no les damos dinero”.

En Ghana, cada ordenador se compra a uno o dos dólares según sale del puerto, independientemente de si funciona o no. Según Mike Anane, activista medio ambiental de Ghana, sólo el 10% del material electrónico recibido está en condiciones de funcionamiento y se cataloga como “no chatarra”. Cuando los ordenadores son desechados como chatarra, llegan al basurero de Sodoma y después se desmontan para buscar los componentes que pueden revenderse. “Un disco duro sano sale del desguace por un valor de unos cinco dólares”, informa uno de los trabajadores. Mike Anane explica que se han dado casos de discos duros que han llegado con información empresarial de la que fácilmente se puede rastrear su procedencia.

No es difícil encontrar un cíber café en Accra. Allí se utilizan ordenadores importados que los dueños de los cíber compran a los mayoristas. Comprar un viejo Pentium II no es caro y por unos 150 dólares se puede obtener uno revisado y hasta con un mes de garantía. Casi todas las tiendas son, en realidad, talleres donde jóvenes con conocimientos en informática verifican y reparan algunos de los aparatos que llegan por mar. Los contenedores procedentes de Hamburgo son los preferidos por los mayoristas, ya que la normativa alemana es más rigurosa con el material de segunda mano que se envía a terceros países. En cambio, en los contenedores ingleses hay mucha más basura electrónica.

Los trabajadores que reciclan basura electrónica en Ghana están de acuerdo en que este negocio es bueno para el país. Sin embargo, John Pwamang, funcionario del Ministerio del Medio Ambiente, no duda en llamar a la responsabilidad de los países donantes: “No tenemos los medios suficientes para reciclar y eliminar de manera segura las sustancias contaminantes que genera la basura electrónica, contaminando nuestro medio y a miles de personas. Está muy bien que envíen ordenadores de segunda mano, pero también necesitamos que funcionen”.

Para más información sobre este fotoreportaje: www.fotoeco.es.



El convenio de Basilea

Según datos de la ONU, en el mundo se generan unos 50 millones de toneladas de chatarra electrónica cada año. El negocio de la basura electrónica aumenta a la vez que lo hacen los residuos electrónicos que generamos en Occidente. Reciclar en Europa de manera profesional y responsable un ordenador de tubo puede llegar a costar 3,5 euros.

Enviar ese mismo ordenador a Ghana en un contenedor para su reciclaje cuesta 1,5 euros. El Convenio de Basilea de 1989 acuerda prohibir la exportación de chatarra electrónica a terceros países sin su permiso.

172 países han firmado el Convenio pero, de ellos, tres no lo han ratificado jamás: Haití, Afganistán y EE UU. Según la agencia de Medio Ambiente del Gobierno de EE UU, sólo en este país se desechan 40 millones de ordenadores cada año.

EL VENENO DENTRO DE LA CHATARRA

Científicos de Greenpeace viajaron a Ghana para recoger muestras de tierra, aire y agua de la zona donde se desguaza y quema el material electrónico. Las muestras fueron enviadas a Reino Unido para su análisis.

Los resultados indican altas concentraciones de plomo, cadmio y arsénico, así como de dioxinas y bifenilos policlorados. El plomo causa dolores de cabeza y espasmos estomacales, a la larga daña el sistema nervioso y los riñones, y afecta sobre todo al cerebro. También reduce la actividad cerebral y cognitiva en los menores. Bajo los parámetros occidentales, la alarma salta cuando se miden más de 0,5 microgramos de polvo de plomo en un metro cúbico de aire. Las muestras analizadas en Sodoma arrojaban 1,5 microgramos en zonas donde trabajaban los menores quemando las partes de los ordenadores.
PLOMO Procede de los monitores de tubo. Afecta al cerebro, sistema nervioso y sistema sanguíneo.
CADMIO Procedente de placas, contactos e interruptores. Afecta a los riñones y los huesos.
BIFENIL POLICLORATO Está presente en componentes plásticos y aislamientos. Afecta al crecimiento y al comportamiento. Es cancerígeno.
ANTIMONIO Procedente de las soldaduras y los semiconductores. Afecta a la piel y el sistema inmunológico.
DIOXINAS Y FURAN Se encuentran en los recubrimientos de PVC. Son cancerígenos.


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Saturday, May 22, 2010

Y al final aprendemos a mirar a nuestros hermanos como extraños...

Greenpeace: La paz verde, en estos momentos de miedo no podemos olvidar que la paz es una de las misiones de Greenpeace, que fue y ha sido parte importantísima desde su fundación, encontré este discurso de Robert F. Kennedy que lamentablemente luce muy actual, espero que les ayude a reflexionar en estos momentos tan enrarecidos por la violencia.

Hoy no es un día para política, aprovecharé mi único acto de hoy, para hablarles brevemente, de la insensata violencia en América, que de nuevo salpica a nuestro país y la vida de todos nosotros. No incumbe a una sola raza, las víctimas de la violencia son negras y blancas, ricas y pobres, jóvenes y viejas, famosas y desconocidas; son sobre todas las cosas, seres humanos a los que otros seres humanos querían y necesitaban. Nadie, viva donde viva, haga lo que haga, puede estar seguro quien va a sufrir, por un acto insensato de derramamiento de sangre. Sin embargo, sigue, sigue y sigue en este país nuestro. ¿Por qué? ¿Qué ha conseguido siempre la violencia?, ¿Qué ha creado siempre? Siempre que un americano pone fin a la vida de otro americano, innecesariamente, ya sea en nombre de la ley, o desafiando la ley, ya sea un hombre o de una banda que mata a sangre fría o con rabia, en una ataque de violencia, o respondiendo a la violencia, siempre que se rasgue el viento de una vida, que otro hombre ha tejido, torpe y penosamente, para el y sus hijos, siempre que hagamos eso, la nación entera será degradada. Y sin embargo parecemos tolerar un nivel creciente de violencia, que ignora nuestra común humanidad, y nuestras demandas a la civilización. Demasiadas veces celebramos la arrogancia y la chulería, y a los bravucones, demasiadas veces excusamos, a los que quieren construir su vida sobre los sueños destrozados de otros seres humanos. Pero hay una cosa clara, la violencia engendra violencia, la represión engendra venganza, y solo una limpieza de toda nuestra sociedad, puede arrancar este mal de nuestros corazones. Pues cuando enseñas a un hombre a odiar y temer a su hermano, cuando le enseñas que es un ser inferior, por su color, o sus creencias, o las normas que siguen, cuando le enseñas que los que son distintos a ti, amenazan su libertad, o tu trabajo, o tu hogar, o tu familia, entonces aprende también a enfrentarse a los otros, no como conciudadano, si no como enemigos, recibiéndolos no como cooperantes, si no como invasores que subyugan y someten. Y al final aprendemos a mirar a nuestros hermanos como extraños, extraños con los que compartimos una ciudad pero no una comunidad, hombres ligados a nosotros en una viviendo común, pero no en un esfuerzo común. Tan solo aprendemos a compartir un miedo común, solo un deseo común, de alejarse del otro, solo un impulso común, de superar el desacuerdo con la fuerza. Nuestra vida en este planeta es demasiado corta, el trabajo por hacer es demasiado grande para dejar que ese espíritu prospere por más tiempo en esta tierra nuestra. Desde luego, no podemos prohibirlo con militares, ni con una resolución, pero quizás podamos recordar, aunque se por un momento, que aquellos que viven con nosotros son nuestros hermanos, que comparten con nosotros el mismo corto momento de vida, que solo buscan, como nosotros, la oportunidad de vivir la vida con bienestar y felicidad, disfrutando lo que la satisfacción y el logro les proporciona. Seguramente este vínculo de sentido común, seguramente este vínculo de objetivos comunes, puede empezar a enseñarnos algo. Seguramente podremos aprender, por lo menos, a mirar alrededor a aquellos de nosotros que son nuestros semejantes, y seguramente podremos empezar a trabajar con algo más de entusiasmo y a curarnos mutuamente las heridas, y convertirnos otra vez, en hermanos y compatriotas de corazón.

On the Mindless Menace of Violence
City Club of Cleveland, Cleveland, Ohio
April 5, 1968

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Previsiones del tiempo... en la Corriente del Golfo

Las televisiones de Florida en sus programas meteorológicos ya no enseñan lo relativo a las nubes, sino las previsiones del movimiento de la marea negra. En este vídeo, el hombre del tiempo enseña la trayectoria del crudo en la Corriente del Golfo tal y como se prevé día tras día hasta el 28 de mayo (ver a partir de 00:42). Parece que no hay salida.



Mientras tanto, el crudo ya ha alcanzado Luisiana, donde hasta hace poco el gobernador exclamaba indignado "nuestras costas están inmaculadas" a quienes le pedían que aclarara la situación. Somos expertos en esconder la cabeza bajo el ala.

En Florida se recogen bolas de alquitrán en las playas, sin embargo los expertos niegan que provengan de Macondo y sostienen que se trata de alquitrán procedente de quién sabe dónde. ¿También ellos esconden la cabeza bajo el ala?

Luego trasciende la noticia de que EE.UU. y Cuba están trabajando hombro con hombro por primera vez desde hace décadas, pues poco falta para que la marea negra amenace también las costas cubanas. El estrecho de Florida es pequeño y el viento podría transportar el estrato oleoso hacia el norte de la isla. Estas observaciones, dicho sea de paso, despiertan sospechas -todo el mundo lo considera ya inevitable- sobre la llegada de la marea negra al Atlántico.

Y ahora un poco de cotilleo sin fundamento. Hay quien vocifera que los pozos de Deepwater Horizon fueron perforados sin permiso y que hubo otro accidente hace meses, que resolvieron enseguida pero no comunicaron. Además, las malas lenguas sostienen que la prioridad de la BP es salvar el yacimiento (que ha costado un montón de dinero) y que ese drenaje de crudo y agua con cuentagotas forma parte de dicho programa. Parece que el petróleo extraído hasta ahora con esa jeringa es sólo una mínima parte de lo que sale. Mientras tanto, se calma a la prensa contando todo tipo de éxitos.

Y a propósito de la prensa, hay más de uno que insinúa que la BP y la task force están ocultando descaradamente todo tipo de información:

-no divulgaron los resultados de tests acerca de la exposición de los ciudadanos a los humos del petróleo quemado en el Golfo;

-no están monitoreando la cantidad de la fuga, y a duras penas hacen públicas alguna grabación del pozo;

-ni publican ni permiten que se tomen muestras del aire;

-han llegado a hacer que los guardacostas expulsen a algunos activistas que tomaban muestras de alquitrán en las costas de Luisiana.

Al preguntarles al respecto, los expertos BP sostuvieron cándidamente: "¿Por qué deberíamos publicar la información? Todos quienes tienen legítimo interés pueden acceder a ella". Se referían al gobierno, la Halliburton, la Transocean y todas las subcontratas.

Los ciudadanos, evidentemente, no gozan de interés legítimo alguno.

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La civilización industrial está convirtiendo el entorno en basura

Quienes defienden el crecimiento económico argumentan a menudo que solo los países ricos se pueden permitir la defensa del medio ambiente. Cuanto mayor sea la economía, más dinero disponible habrá para detener la contaminación, invertir en nuevas formas de energía, conservar la naturaleza. Solo los ricos pueden vivir en sostenibilidad.

Cualquiera que haya visto el horror emergente en el Golfo de México en los últimos días tiene razones para dudar de eso. El país más rico de mundo decidió no imponer las reglas que podrían haber evitado el derrame de petróleo de la torre Deepwater Horizon, argumentando que esas reglas podrían haber impedido la búsqueda de una mayor riqueza(1). El crecimiento económico, y la demanda del petróleo que lo impulsa, llevó a las compañías a buscar en lugares difíciles y arriesgados.

Pero no necesitamos basarnos en este hecho para rechazar, como un absurdo que se justifica a sí mismo, la tesis de los cornucopianos. Un nuevo documento de las Proceedings of the National Academy of Sciences calcula las tasas de deforestación entre los años 2000 y 2005 en los países con áreas más extensas de masa forestal (2). La nación con la tasa más baja fue la República Democrática del congo (RDC). La nación con la tasa más alta, por una combinación de incendios y talados, fue Estados Unidos. La pérdida de masa forestal fue allí (el 6% en cinco años) casi el doble de rápida que en Indonesia, y diez veces más rápida que en RDC. ¿Por qué? Porque los países pobres tienen menos dinero para invertir en abrir paso a lugares remotos y derribar árboles.

Las naciones ricas no solo están saqueando sus propios recursos. Los desastres medioambientales causados por la industria petrolera en Ecuador y Nigeria no han sido producidos por la demanda ecuatoriana o nigeriana, sino por la sed de petróleo de las naciones más ricas. La deforestación de Indonesia es impulsada por la demanda de madera y aceite de palma del mundo rico; en Brasil, por nuestra hambre de madera y alimento para animales.

La calculadora de carbono de The Guardian revela que el Reino Unido ha subestimado mucho el impacto sobre el clima de nuestro consumo de materias (3). La razón es que las cifras oficiales no incluyen las emisiones subcontratadas: los gases de efecto invernadero producidos por otros países que fabrican mercancías para nosotros. Otro documento reciente de las Proceedings of the National Academy of Sciences muestra que el Reino Unido realiza una importación neta de 253 millones de toneladas de dióxido de carbono, integradas en las mercancías que compra (4). Si las tenemos en cuenta, descubrimos que lejos de haber reducido las emisiones desde 1990, como afirmó el último Gobierno, las hemos incrementado (5). El dinero destroza el medio ambiente.

Por eso merece la pena examinar el proyecto Dark Mountain, cuyas ideas se están extendiendo rápidamente por el movimiento medioambientalista. Afirma que “el capitalismo ha absorbido a los verdes”(6). En lugar de buscar la protección del mundo natural frente al impacto de los humanos, el proyecto afirma que ahora los medioambientalistas trabajan para “sostener la civilización humana en el nivel de comodidad que los pueblos del mundo rico –nosotros—consideran que es su derecho”.(7)

Los verdes de hoy, acusan, tratan de mantener la cultura que destruye el planeta, pidiendo solo que las tecnologías contaminantes antiguas sean sustituidas por las nuevas --granjas eólicas, matrices solares, máquinas de olas—que echen a perder todavía más los lugares naturales del mundo. Han perdido sus sentimientos por la naturaleza, reduciendo el problema a un reto de la ingeniería. Han olvidado que se supone son defensores de la biosfera: en su lugar, tratan de salvar la civilización industrial.

Paul Kingsnorth, cofundador de Dark Mountain, cree que esa tarea es fútil: “la civilización de la que formamos parte está golpeando los amortiguadores a toda velocidad y es demasiado tarde para detenerla”.(8) Ni tampoco podemos regatear con ella, pues “el sistema económico en el que nos basamos no puede ser domesticado sin que se hunda, ya que se basa en … el crecimiento para poder funcionar”. En lugar de tratar de reducir el impacto de nuestra civilización, deberíamos empezar a pensar en cómo vamos a vivir durante su caída y lo que podemos aprender de ella … nuestra tarea es negociar el inminente descenso lo mejor que podamos, mientras creamos nuevos mitos que pongan a la humanidad en su lugar apropiado”.(9)

Aunque un poco de esto se dirige contra mis escritos y contra las ideas que abandero, reconozco la verdad que hay en ello. Algo se ha perdido por el camino. Entre los gráficos y las tablas y las tecnocorreciones, en la búsqueda desesperada de soluciones verdes que funcionen política y económicamente, hemos tendido a olvidar el amor a la naturaleza que nos impulsó a todo esto.

Pero no puedo dar el salto que exige Dark Mountain. El primer problema de su visión es que la civilización industrial tiene una capacidad de recuperación mucho mayor que sus propósitos. En el ensayo de apertura del primer libro del movimiento, que se publicará esta semana, John Michael Greer plantea que la cima de los suministro petrolíferos convencionales se alcanzó en 2005, que la del gas será en 2030 y el carbón en 2040 (10).

Aunque estoy dispuesto a creer que los suministros petrolíferos podrían reducirse en los próximos años, su predicción sobre el carbón es una tontería. Las compañías de la energía en el Reino Unido, como muestra el informe más reciente de ENDS, estan empezando a implementar ahora una tecnología que incrementará mucho las reservas disponibles (11). Las cifras gubernamentales sugieren que la gasificación del carbón subterráneo –inyectar oxígeno en las vetas de carbón y extraer el hidrógeno y el metano que liberen—puede multiplicar por 70 las reservas de carbón subterráneo del Reino Unido (12,13); y esto abre más las posibilidades con respecto al que está bajo el lecho marino. Hay grandes reservas sin explotar de otros combustibles fósiles --bituminosos, esquistos de petróleo, clatratos de metano— a los que recurrirán las compañías de la energía si el precio lo permite.

Como todas las culturas, la civilización industrial se hundirá alguna vez. El agotamiento de los recursos y el cambio climático son causas posibles. Pero no creo que suceda pronto: no en este siglo y quizás tampoco en el siguiente. Si sigue basándose en el crecimiento económico, si no reduce su dependencia de los recursos primarios, nuestra civilización acabará con la biosfera antes de hundirse. Sentarse a esperar lo que la gente de Dark Mountain cree que será la caída inminente de la civilización, sin intentar cambiar el modo en que funciona, significa conspirar por la destrucción de todo lo que los verdes han considerado valioso.

Tampoco acepto su ataque indiscriminado contra las tecnologías industriales. Hay una enorme diferencia entre el impacto de las granjas eólicas y el de la minería de las arenas alquitranadas, o la extracción del petróleo: las turbinas eólicas pueden estropear las vistas pero, tal como ha demostrado el desastre más reciente, los efectos del petróleo penetran en todos los poros del planeta. Y a menos que los medioambientalistas traten también de mantener los logros de la civilización industrial –salud, educación y nutrición—los abandonaremos a quienes, correctamente, quieren conservarlos, pero no les importa el impacto que ello produzca.

Podemos aceptar esos beneficios mientras rechazamos el crecimiento perpetuo. Podemos aceptar la ingeniería, pero rechazar muchos de los usos que se hacen de ella. Podemos defender la asistencia sanitaria, atacando el consumo inútil. Este enfoque es aburrido, poco romántico, de éxito incierto, pero mucho menos horrible que las alternativas.

Pese a todo ello, merece la pena sostener el debate que este proyecto ha iniciado, razón por la que este mes asistiré al festival de Dark Mountain(14). No hay respuesta sencilla a la situación en la que estamos. Pero tampoco hay una manera sencilla de no dar respuesta.
www.monbiot.com

Traducido para Globalízate por Víctor García.

Noticia original:

http://www.monbiot.com/archives/2010/05/10/moneys-hunger/

Referencias:

1. Even now the US has failed to tighten up the regulations - http://www.guardian.co.uk/environment/2010/may/09/oil-spill-ecological-review-environment

2. Matthew C. Hansen, Stephen V. Stehman and Peter V. Potapov, 26th April 2010. Quantification of global gross forest cover loss. Proceedings of the National Academy of Sciences. doi: 10.1073/pnas.0912668107.
http://www.pnas.org/content/early/2010/04/07/0912668107.full.pdf+html?sid=5b769cf3-6222-4b4c-bcf0-365a786bca9b

3. http://www.guardian.co.uk/environment/interactive/2010/apr/21/national-carbon-calculator

4. Steven J. Davis and Ken Caldeira, 23rd March 2010. Consumption-based accounting of CO2 emissions. doi: 10.1073/pnas.0906974107.
You can read the abstract here: http://www.pnas.org/content/107/12/5687.abstract
But I had to pay $10 for the full paper.

5. http://www.guardian.co.uk/environment/blog/2010/may/05/labour-tories-carbon-calculator

6. The Dark Mountain Project, 2009. Uncivilisation: the Dark Mountain manifesto. Hard copy.

7. Paul Kingsnorth, 2010. Confessions of a recovering
Environmentalist. Dark Mountain, Volume 1. Proof copy. The Dark Mountain Project.

8. Paul Kingsnorth, 18th August 2009. Should We Seek to Save Industrial Civilisation?: debate with George Monbiot. http://www.monbiot.com/archives/2009/08/18/should-we-seek-to-save-industrial-civilisation/

9. ibid.

10. John Michael Greer, 2010. The falling years: an Inhumanist vision. Dark Mountain, Volume 1. Proof copy. The Dark Mountain Project.

11. Environmental Data Services, April 2010. Interest grows in ‘clean’ sub-sea coal gasification.
http://www.endsreport.com/index.cfm?action=report.article&articleID=22309

Unfortunately you need a subscription to read it.

12. Recoverable coal reserves, 2003: 243 million short tons.
US Energy Information Administration, May 2006. Country analysis brief -
United Kingdom. http://www.eia.doe.gov/emeu/cabs/United_Kingdom/Background.html

13. Coal recoverable by UCG, 2004:
“UK coal resources suitable for deep seam UCG on land are estimated at 17 billion tonnes (300 years’ supply at current consumption) and this excludes at least a similar tonnage where the coal is unverifiable for UCG.”
Department of Trade and Industry, October 2004. Review of the Feasibility of Underground Coal Gasification in the UK. http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/tna/+/http://www.berr.gov.uk/files/file19143.pdf

14. http://www.eventelephant.com/uncivilisation


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Wednesday, May 19, 2010

BP y los “pequeños Eichmann”

Las culturas que no reconocen que la vida humana y el mundo natural tienen una dimensión sagrada, un valor intrínseco que va más allá del valor monetario, se canibalizan hasta morir. Explotan de manera implacable el mundo natural y a los miembros de su sociedad en nombre del progreso hasta el agotamiento o el colapso, ciegas a la furia de su propia autodestrucción. El vertido de petróleo en el Golfo de México, que se estima que puede ser de hasta 100.000 barriles diarios, forma parte de nuestra demencial marcha hacia la muerte. Es un golpe más suministrado por el Estado corporativo, el trueque de vida por oro. Pero en este caso el colapso, cuando tenga lugar, no será confinado a la geografía de una civilización decadente. Será global.

Los que realizan este genocidio global -hombres como el director ejecutivo de BP Tony Hayward, quien nos asegura que “el Golfo de México es un océano muy grande, la cantidad de petróleo y dispersante que estamos introduciendo es ínfima en relación con el volumen total de agua”– son, para usar una línea de Ward Churchill: “pequeños Eichmann”. Sirven a Tánatos, las fuerzas de la muerte, el instinto sombrío que Sigmund Freud identificó dentro de los seres humanos que nos lleva a aniquilar todas las cosas vivientes, incluidos nosotros mismos. Esos individuos deformes carecen de la capacidad de empatía. Son al mismo tiempo banales y peligrosos. Poseen la capacidad peculiar de organizar vastas burocracias destructivas y sin embargo mantenerse ciegos ante las ramificaciones. La muerte que expenden, sea en los contaminantes y carcinógenos que han convertido el cáncer en una epidemia, la zona de la muerte que se crea rápidamente en el Golfo de México, los campos de hielo polares que se derriten o las muertes durante el año pasado de 45.000 estadounidenses que no se pudieron permitir una atención sanitaria adecuada, forman parte del frío y racional intercambio de vida por dinero.

Las corporaciones, y los que las dirigen, consumen, contaminan, oprimen y matan. Los pequeños Eichmann que las dirigen residen en un universo paralelo de asombrosa riqueza, lujo y espléndido aislamiento que rivaliza con el de la corte de Versalles. La elite, protegida y enriquecida, sigue prosperando incluso mientras el resto de nosotros y el mundo natural comienzan a morir. Son insensibles. Extraerán la última gota de ganancias de nosotros hasta que no quede nada. Y nuestras escuelas de administración de empresas y universidades elitistas producen como salchichas decenas de miles de esos administradores de sistemas sordos, mudos y ciegos que han sido dotados de sofisticadas pericias de administración y de la incapacidad de tener sentido común y sentir compasión o remordimiento. Esos tecnócratas confunden el arte de la manipulación con el conocimiento.

“Mientras uno más lo escuchaba, más obvio se hacía que su incapacidad de hablar estaba estrechamente ligada a una incapacidad de pensar, es decir, de pensar desde el punto de vista del otro,” escribió Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén. “Ninguna comunicación era posible con él, no porque mentía sino porque estaba rodeado por la más fiable de todas las salvaguardas contra palabras y la presencia de otros, y por lo tanto contra la realidad como tal.”

Nuestra clase dirigente de tecnócratas, como señala John Ralston Saul, es efectivamente indocta. “Uno de los motivos por los que es incapaz de reconocer la relación necesaria entre el poder y la moralidad es que las tradiciones morales son el producto de la civilización y él tiene poco conocimiento de su propia civilización”, escribe Saul hablando del tecnócrata. Saul llama a esos tecnócratas “hedonistas del poder”, y advierte que su “obsesión con estructuras y su incapacidad o falta de disposición a asociarlas con el bien público convierten ese poder en una fuerza abstracta que funciona, las más de las veces, de maneras distintas de las necesidades reales de un mundo dolorosamente real”.

BP, que tuvo 6.100 millones de dólares en ganancias en el primer trimestre de este año, nunca obtuvo permisos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. La protección del ecosistema no importaba. Pero BP de ninguna manera está sola. La perforación con una extrema indiferencia hacia el ecosistema es una práctica común de las compañías petroleras, según un informe en The New York Times. Nuestro Estado corporativo ha aniquilado la regulación medioambiental con tanta tenacidad como la empleada en la aniquilación de la regulación financiera y del habeas corpus. Las corporaciones no distinguen entre nuestro empobrecimiento personal y el empobrecimiento del ecosistema que sustenta a la especie humana. Y el abuso, de nosotros y del mundo natural, es tan incontrolado bajo Barack Obama como lo fue bajo George W. Bush. La personalidad de marca que se encuentra en la Casa Blanca es un títere, una cara utilizada para enmascarar un sistema insidioso bajo el cual nosotros como ciudadanos hemos sido privados de poder y bajo el cual nos convertimos, junto con el mundo natural, en daño colateral. Como lo entendió Karl Marx, el capitalismo desinhibido es una fuerza revolucionaria. Y esa fuerza nos está consumiendo.

Karl Polanyi en su libro La gran transformación, escrito en 1944, planteó las devastadoras consecuencias –depresiones, guerras y totalitarismo– que surgen del llamado mercado libre autorregulado. Comprendió que “el fascismo, como el socialismo, estaba enraizado en una sociedad de mercado que se negaba a funcionar”. Advirtió que un sistema financiero siempre degenera, sin un fuerte control gubernamental, en un capitalismo mafioso –y en un sistema político mafioso– lo que es una buena descripción de nuestro gobierno corporativo. Polanyi advirtió de que cuando la naturaleza y los seres humanos son objetos cuyo valor es determinado por el mercado, los seres humanos y la naturaleza son destruidos. Los excesos especulativos y la creciente desigualdad, escribió, siempre dinamitan el fundamento para una prosperidad continua y aseguran “la demolición de la sociedad”.

“Al desechar el poder del trabajo de un hombre el sistema desecha, dicho sea de paso, la entidad física, psicológica y moral del ‘hombre’ asociada con esa etiqueta”, escribió Polanyi. “Despojados del revestimiento protector de instituciones culturales, los seres humanos perecerían por los efectos de la exposición social; morirían como víctimas de la desarticulación social aguda a través del vicio, la perversión, el crimen y el hambre. La naturaleza sería reducida a sus elementos, vecindarios y paisajes dañados, ríos contaminados, la seguridad militar puesta en peligro, el poder de producir alimentos y materias primas destruido. Finalmente, la administración de mercado del poder adquisitivo liquidaría periódicamente la iniciativa empresarial, ya que las escaseces y los excesos de dinero serían tan desastrosos para los negocios como las inundaciones y sequías en la sociedad primitiva. Sin lugar a dudas, los mercados laboral, de tierras, y dinero son esenciales para una economía de mercado. Pero ninguna sociedad podría resistir los efectos de un sistema semejante de burdas ficciones incluso durante el período más breve a menos que su sustancia humana y natural así como sus organizaciones empresariales estuvieran protegidas contra los estragos de esa fábrica satánica”.

El Estado corporativo es un tren de carga descontrolado. Desgarra los acuerdos de Kioto en Copenhague. Saquea el Tesoro de EE.UU. para que los especuladores puedan seguir jugando con miles de millones en subsidios del contribuyente en nuestro sistema pervertido de capitalismo de casino. Priva de derechos a nuestra clase trabajadora, diezma nuestro sector manufacturero y nos niega fondos para sustentar nuestra infraestructura, nuestras escuelas públicas y nuestros servicios sociales. Envenena el planeta. Perdemos, cada año en todo el globo, un área de tierra de cultivo mayor que Escocia por la erosión y la expansión urbana. Se calcula que hay 25.000 personas que mueren cada día en alguna parte del mundo debido al agua contaminada. Y unos 20 millones de niños son discapacitados mentalmente cada año por la desnutrición.

EE.UU. muere como mueren todos los proyectos imperiales. Joseph Tainter, en su libro Colapso de sociedades complejas, argumenta que los costes de dirigir y defender un imperio terminan por hacerse tan agobiantes, y la elite se convierte en tan calcificada, que se hace más eficiente desmantelar las superestructuras imperiales y volver a formas locales de organización. En ese momento los grandes monumentos al imperio, de los templos sumerios y mayas a los complejos de baños romanos, se abandonan, caen en desuso y se abandonan. Pero esta vez, advierte Tainter, porque no nos queda ningún sitio al cual migrar y expandir “la civilización mundial se desintegrará en su conjunto”. Esta vez el planeta se derrumbará con nosotros.

“Nosotros en los países afortunados de Occidente consideramos nuestra burbuja bicentenaria de libertad y opulencia como normal e inevitable; incluso ha sido llamada el ‘fin’ de la historia, tanto en un sentido temporal como teleológico,” escribe Ronald Wright en Una breve historia del progreso. “Sin embargo, este nuevo orden es una anomalía: lo contrario de lo que sucede usualmente cuando las civilizaciones crecen. Nuestra época fue financiada por la toma de la mitad del planeta, ampliada por la adquisición de la mayor parte de la mitad restante, y ha sido sustentada por el gasto de nuevas formas de capital natural, especialmente combustibles fósiles. En el Nuevo Mundo, Occidente dio en la mayor bonanza de todos los tiempos. Y no habrá otra parecida –no a menos que encontremos a los marcianos civilizados de H.G. Wells, con la vulnerabilidad a nuestros gérmenes que fue su perdición en su Guerra de los mundos.”

La contaminación moral y física está equiparada a una contaminación cultural. Nuestro discurso político y civil se ha convertido en un galimatías. Está dominado por espectáculos complicados, rumores sobre celebridades, las mentiras de la publicidad y los escándalos. Lo chabacano y lo salaz ocupan nuestro tiempo y energía. No vemos los muros que se derrumban a nuestro alrededor. Invertimos nuestra energía intelectual y nuestras emociones en lo vacuo y absurdo, los entretenimientos vacíos que preocupan a una cultura degenerada, de modo que cuando llegue el colapso final podamos ser arreados, ciegos y temerosos, hacia el infierno.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

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Tuesday, May 18, 2010

La Facultad de Economía de la UNAM, ERA y Greenpeace, los invita al "Foro sobre la deforestación en México"

La Facultad de Economía de la UNAM, ERA y Greenpeace, los invita al "Foro sobre la deforestación en México"


Foro sobre la deforestación en México, sus causas y acciones para detenerla

26 de Mayo de 2010
Sala de juntas de la Dirección
Facultad de Economía de la UNAM

El calentamiento global ha sido identificado como uno de los peligros ambientales más importantes que enfrenta la sociedad moderna. La emisión excesiva de los llamados “gases de efecto de invernadero” (GEI) está haciendo que el clima cambie y la temperatura global alcance niveles peligrosos. La mayor parte de las emisiones de gases de efecto de invernadero provienen de la actividad industrial, del transporte, de la generación de energía y de la deforestación.

Para enfrentar este problema, las agencias de gobierno, las universidades y centros de investigación, así como las organizaciones de la sociedad civil, están buscando medidas que sirvan de manera efectiva para reducir las emisiones de los GEI. Dichas medidas deben permitir que se reduzca el consumo de gasolinas y derivados del petróleo en la industria, en el transporte y en la generación de energía. También deben permitir que se reduzcan las emisiones que genera la eliminación de la cubierta arbolada.

Para identificar las mejores medidas para detener la deforestación y de esta manera contribuir a detener el calentamiento global, la Facultad de Economía de la UNAM, Greenpeace México y Estudios Rurales y Asesoría, invitan al Foro sobre la Deforestación en México, sus causas y acciones para detenerla, a realizarse el próximo 26 de Mayo en la Facultad de Economía de la UNAM. Se anexa el programa.

El evento se realizará en la Sala de Juntas de la Dirección General de la Facultad de Economía (Edificio A) estará abierto a la comunidad universitaria y a los ciudadanos interesados en el tema.

La deforestación en México, sus causas y acciones para detenerla

26 de Mayo de 2010, Sala de juntas de la Dirección, Facultad de Economía de la UNAM

Agenda de Trabajo

09:30 Registro de asistentes

10:00 Presentación: El inventario nacional forestal y el proceso de deforestación en México. Octavio Magaña, Gerencia de Inventario Forestal y Geomática, CONAFOR

10:45 Presentación: Aspectos metodológicos y tendencias del proceso de deforestación en México. Irma Trejo, Instituto de Geografía, UNAM

11:30 Receso

12:00 Presentación: El proceso de deforestación en México. Francisco Chapela, Director Ejecutivo, ERA

12:30 Presentación: Impacto de los programas federales relacionados con el sector forestal mexicano Eduardo Vega, Secretario General, Facultad de Economía, UNAM

13:30 Receso

15:00 Mesas de trabajo: el proceso de deforestación en México y medidas propuestas para detenerla Francisco Chapela, Director Ejecutivo, ERA

16:00 Presentación de conclusiones de las mesas

16:30 Finalización del taller: conclusiones generales y pasos a seguir

Riqueza del golfo, en riesgo de muerte

El olor a petróleo y la tristeza empapan el ambiente de Venice, Louisiana. “Huele a químicos. El aire se respira pesado. Es muy deprimente lo que estamos viendo”. Con estas frases, la bióloga marina Regan Nelson describe la atmósfera que reina en esta comunidad que mira al golfo de México, una de las primeras afectadas por el derrame de hidrocarburos que desde hace casi un mes tiene a Estados Unidos sumido en lo que se encamina a ser uno de los más grandes desastres ecológicos del planeta.

Regan Nelson forma parte del equipo de expertos que la organización estadounidense Natural Resources Defense Council (NRDC) envió a la zona afectada por el derrame que comenzó el pasado 20 de abril con una explosión en la plataforma Deepwater Horizon, perteneciente a la empresa Transocean y concesionada a la British Petroleum para extraer petróleo en aguas profundas del golfo de México.

Desde hace 27 días, el pozo —localizado a una profundidad de mil 500 metros y a 67 kilómetros de la costa de Louisiana— derrama más de 5 mil barriles diarios de petróleo, de acuerdo con cálculos de la Guardia Costera de EU. Científicos y ecologistas advierten que la cantidad podría ser hasta 10 veces mayor.

La emergencia que se vive en Louisiana ha traído a la mente de muchos el derrame que en 1979 presentó el Ixtoc-1, localizado frente a Campeche. Por el flujo de las corrientes marinas, gran parte del petróleo vertido fue a dar hasta las costas de Texas. Ese pozo vertió al mar cerca de 20 mil barriles de petróleo al día, durante poco más de nueve meses. Esta cifra lo colocó como el peor desastre en la historia del golfo de México, un deshonroso título que podría perder si en los próximos días no se controla el pozo de British Petroleum.

Primero “Katrina”, ahora el petróleo

La doctora Gina Solomon es otra de las expertas de la NRDC que viajó a Venice, Louisiana, para realizar un monitoreo de la calidad del aire y el agua. También atiende a las personas que trabajan para que la mancha negra no llegue hasta la costa. Esta comunidad basa su economía, principalmente, en la explotación petrolera, la pesca y el turismo. En los últimos años ha tenido que lidiar con desastres de gran magnitud. En 2005, sufrió los efectos del huracán Katrina.

La gente de la comunidad —cuenta Solomon— se siente a la deriva. “Ellos dicen que cuando llega un huracán saben qué pasa, saben que la pesca revivirá. Pero con esto, quién sabe cuándo saldrán a pescar; si avanza el petróleo, quizá nunca se recupere la pesca”.

John Day, de la Universidad Estatal de Louisiana y uno de los expertos en el ecosistema costero de Estados Unidos, comenta que si el hidrocarburo llega al delta del río Mississippi de inmediato “mataría a los humedales que no tienen una profundidad mayor de dos metros; sería muy difícil limpiarlos”.

En la costa de Louisiana están los humedales “más extensos e importantes de Estados Unidos, ya que su vegetación contribuye a la productividad natural de las pesquerías costeras como pargos, huachinangos, róbalos, ostiones, camarones, jaibas, entre otros”, dice Alejandro Yáñez-Arancibia, investigador y profesor de Posgrado del Instituto de Ecología de Xalapa y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

Gracias a estos humedales, el estado de Louisiana tiene 80% de todas las pesquerías costeras de Estados Unidos en el golfo de México.

Por ahora, explica el investigador mexicano, la descarga de agua dulce que llega del río Mississippi (20 mil metros cúbicos por segundo) funciona como barrera y evita que el petróleo llegue directamente a los humedales y playas de Louisiana. Sin embargo, las corrientes del golfo de México están dispersando la mancha de petróleo en dos ramas, una hacia la costa norte de Texas y otra hacia Alabama y Florida.

El jueves 6 de mayo, la bióloga marina Regan Nelson, de la NRCD, recorrió en lancha parte del área afectada por el derrame. Un grupo de delfines nadaba en medio de las aguas contaminadas por el hidrocarburo y por los químicos dispersantes que se están utilizando para “aminorar” el impacto. “Nosotros, que estábamos en la lancha, comenzamos a sentirnos enfermos. En la zona es muy fuerte el olor a químicos, es sofocante. Ahora, imagina cómo afectará a los animales marinos y al ecosistema”.

Dispersantes, otro contaminante

La empresa British Petroleum utiliza dispersantes para contener la mancha del petróleo. Hasta el momento ha vertido alrededor de un millón de litros de estos químicos. Adriana Quintero, directora de La Onda Verde (rama latina de la NRDC), explica que los dispersantes tienen compuestos volátiles, por lo que pueden afectar a las personas que trabajan en las labores de limpieza de la zona. Además, tienen efectos tóxicos en las plantas y animales que viven en las capas más profundas del mar, como los pastos marinos y arrecifes de coral. “No existen estudios sobre cuál es su impacto cuando se aplican en esta cantidad”.

Los dispersantes no hacen que el petróleo desaparezca, sólo provocan que se rompan las partículas del crudo, se formen pequeños grumos y sean más fáciles de digerir por microorganismos.

El científico español Manuel Ferrer descifró el genoma de una bacteria que se caracteriza por “comer” petróleo. Se le pregunta si estos microorganismos serían útiles para esta emergencia. “En las profundidades donde emerge el derrame, no. Pero en la superficie marina sí. Sabemos que cuando hay derrames algunas bacterias se multiplican… Aunque muchos de los compuestos presentes en el petróleo son muy difíciles de degradar por las bacterias”.

El investigador español explica que la ciencia aún está trabajando para crear tecnología que permita “diseñar nuevos microorganismos que crezcan más rápido y sean capaces de asimilar más rápido los hidrocarburos”.

Hábitat, amenazado

Un reciente estudio, publicado en el libro Gulf of Mexico Origin, Waters and Biota Volumen 2, asegura que el golfo de México tiene un valor productivo de 124 mil millones de dólares anuales, tanto para Estados Unidos como para México, por actividades como la extracción de petróleo, turismo y pesca. Esta riqueza peligra, asegura Alejandro Yáñez-Arancibia, uno de los autores de la investigación.

“La productividad de las costas, las pesquerías, el turismo y la integridad ecológica del paisaje dependen de la calidad y cantidad de los valiosos hábitat críticos que hoy están severamente amenazados por la contaminación que ambos países inducen hacia el mar, a través de los ríos o por derrames petroleros como lo fue el Ixtoc-1 y ahora el de British Petroleum”, asegura el estudio.

Cualquier derrame de petróleo en el golfo de México, comenta Yáñez-Arancibia, afecta directamente los bosques de manglar y de cipreses de los humedales costeros, las desembocaduras de los ríos y los arrecifes de coral. “Todos estos ecosistemas de aguas poco profundas están interconectados, funcionan integradamente y son muy vulnerables al impacto ambiental del petróleo”.

Evidencia incapacidad del gobierno

Organizaciones ecologistas coinciden en que esta emergencia ecológica ha puesto a flote la incapacidad del gobierno de Estados Unidos y de las principales empresas petroleras para realizar extracción de hidrocarburos en aguas profundas del golfo de México.

“Durante años hemos advertido que esto podía ocurrir. Decíamos que no era seguro realizar extracción petrolera en aguas profundas, pero parece que la única forma de que la gente y los políticos entiendan es mirando cómo este monstruo está dañando nuestras costas”, dice Javier Sierra, de Sierra Club, organización que en su página de internet ya tiene inscritos a cerca de 2 mil 500 personas dispuestas a participar como voluntarios en las labores de limpieza y recuperación del golfo de México.

Sierra Club, NRDC y Greenpeace son algunas de las organizaciones que ya impulsan campañas para solicitar al presidente de Estados Unidos y al congreso de EU que establezca una moratoria a las perforaciones petroleras en el golfo de México. Además de que se apruebe una reforma energética para impulsar el uso de energía limpia.

Los estadounidenses —asegura Adriana Quintero de la NRDC— están empezando a entender algo que los ecologistas ya sabíamos. Están viendo las grandes conexiones que existen entre las petroleras y el gobierno. Están viendo que estas empresas están comprando permisos para contaminar sin límites.

Esa contaminación tiene ahora en vilo a los pescadores y habitantes de Venice, en el estado de Louisiana. El futuro de esta comunidad, de otras poblaciones costeras, de los humedales, manglares de la región y de cientos de especies depende ahora del tiempo que tarde la empresa British Petroleum en contener la fuga de petróleo que está pintando de negro el golfo de México.

FUENTE

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